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Entonces el rey Joás llamó al sacerdote Joyada y a los demás sacerdotes, y les dijo:

—¿Por qué no reparan las grietas del templo? Ahora pues, no tomen el dinero de sus administradores, sino denlo para reparar las grietas del templo.

Los sacerdotes consintieron en no tomar dinero del pueblo ni reparar las grietas del templo. El sacerdote Joyada tomó un cofre, le hizo una abertura en la tapa y lo puso junto al altar, a la derecha, según uno entra en la casa del SEÑOR. Los sacerdotes que guardaban la puerta depositaban en él todo el dinero que era llevado a la casa del SEÑOR.

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